Hace un mes aproximadamente que salió a la venta “Ghost of Tsushima”, el último proyecto del estudio Sucker Punch (Infamous) y si tuviera que resumirlo en una palabra, sería GRANDIOSO. Así, con mayúsculas y todo.
En principio, no era de los juegos que más esperaba este año, pero poco a poco me ha ido conquistando. Aún no lo he terminado, me lo estoy tomando con calma, disfrutando del paisaje, el arte, la historia… Me queda terminar el acto III, pero creo que es uno de los productos que a día de hoy, se merecen estar en el podio de los mejores videojuegos del año, y claro finalista para GOTY2020.
Pero hoy no venía a hacer publicidad del fantasma de Tsushima, sino para hablar de algunos de sus personajes secundarios, en concreto de las mujeres. Porque sí, este juego es increíble, pero sigue pecando de lo que pecan la mayoría de los videojuegos, en especial los triple A, respecto a su protagonista (masculino, heterosexual, drama familiar, lucha interna…) pero tiene algunos detalles que molan mucho, y uno de ellos es sus secundarias: Yuna, la señora Masako y la antagónica Tomoe.

¿Qué puedo decir de éstas mujeres? Pues que me encantan. Cada una en su estilo, son increíbles. Inteligentes, fieras, pasionales y buenas luchadoras. Son personajes bien definidos y muy interesantes que no cargan con el peso de la femineidad porque están en guerra, y ellas, al igual que los hombres, luchan por sobrevivir y salvar, o vengar, lo que les importa. Es de agradecer que aparezcan este tipo de personajes en una historia, por otro lado, mayoritariamente masculina, que no están en la trama para ser el interés romántico del protagonista, ni para ser el elemento que hay que salvar. En esta historia, las mujeres son aliadas, y esta alianza se basa en el respeto y la ayuda mutuos. Perfectamente podrían haber llevado el peso de una historia propia. Me hubiera encantado jugar como Yuna salvando a Jin, o como la señora Masako intentando salvar su hogar junto al resto de mujeres del clan Adachi, o como Tomoe aprendiendo la senda del arco o ideando la estrategia para hostigar al sensei Ishikawa.
Aunque no os voy a mentir, lo que me hubiera encantado, y sé que muchos se me tirarían al cuello por lo que voy a escribir, es que Jin hubiera sido una mujer. La idea de la historia de una niña que se queda huérfana, vive con la pesada carga de ver morir a su padre, y que es instruida por su tío para ser una samurái, me vuelve loca. Además, el sigilo y el uso del tanto hubiera estado mucho mejor justificado. Porque sí, hubo mujeres samurái, y es algo que yo, por lo menos, no sabía hasta que jugué a este juego y me picó la curiosidad por esta cultura (para que luego digan que con los videojuegos no se aprende nada).
Durante una de las misiones secundarias, el sensei Ishikawa le confiesa a Jin que su plan era convertir a Tomoe en samurái. Esto me llamó mucho la atención, ya que pensaba que sólo los hombres podían adquirir ese rango. He de confesar que no conocía mucho de la cultura feudal japonesa (ahora cierto es, conozco un poco más) y me extrañó este comentario por parte del sensei, que por otro lado, no se le ve un hombre especialmente progresista. Así que me puse a investigar y efectivamente, existieron mujeres samurái.
Las Onna Bugeisha (mujer guerrera, o mujer versada en las artes marciales, como os guste), eran hijas y esposas de samuráis a las que se las entrenaba desde muy pequeñas. Ellas pertenecían a la clase Bushi y, por tanto, seguían los principios del código del Bushido (Justicia, Respeto, Coraje, Honor, Benevolencia, Honestidad y Lealtad). Eran diestras en el manejo del arco y la naginata, que les permitía tomar distancia frente a sus oponentes y derribar a la caballería, y también en el uso del tanto y del kaiken; armas mucho más ligeras que una katana y más fáciles de esconder.
Algunas fuentes no las reconocen como samuráis, incluso se ha llegado a calificarlas como un mito; sin embargo, en excavaciones arqueológicas forenses de antiguos campos de batalla, se han encontrado restos óseos femeninos, lo que confirmaría que no sólo existieron, sino que lucharon junto a los hombres en la guerra. No obstante, el principal motivo por el que se las entrenaba, era para ser capaces de defender las ciudades, los hogares y a sus familias en épocas de guerra, cuando la mayoría de los hombres iban al frente a luchar.
Algunas de las Onna Bugeisha más importantes fueron la Emperatriz Jingū, Tomoe Gozen, Hōjō Masako, o Nakano Takeko.
Es curioso que en Ghost of Tsushima, dos de las tres mujeres secundarias de la historia lleven los nombres de dos de las Onna Bugeisha más importantes; la señora Masako y Tomoe. ¿Casualidad? Quiero pensar que no.
Curiosamente, ninguna de ellas utiliza la naginata, arma por excelencia de las Onna Bugeisha. Al único personaje que se le ve utilizándola es al monje Norio y me hubiera encantado ver a alguna de las mujeres manejándola, ya que en un principio, no es un arma que se asocie a una mujer. Sí que es más normal verlas en las historias con un arco, o una daga, pero una lanza es más chocante; y por ejemplo, hubiera sido algo que perfectamente podría haber llevado la señora Masako, al ser una mujer de alta cuna y probablemente, entrenada desde pequeña para ser una guerrera.
Es curioso cómo, una vez que se indaga, en prácticamente cualquier cultura, podemos encontrar ejemplos de mujeres desarrollando roles fuera del ámbito doméstico, cuando toda la vida, nos han vendido que tradicionalmente el papel de la mujer ha estado ligado a la crianza y los cuidados familiares; siendo el ámbito público cosa de los hombres. Sin embargo, ¿cuántos libros de historia hablan de esto?
Por desgracia para la Historia, el periodo Edo y el auge de la corriente Neoconfuciana marcó el declive de las Onna Bugeisha. Este nuevo curso de pensamiento estableció el matrimonio como el gran pilar de la sociedad, y las mujeres quedaron relegadas a ser únicamente esposas y amas de casa; siendo la fragilidad, la delicadeza y la debilidad los valores más apreciados en una mujer, y dejando la política exclusivamente para los hombres, quedando las mujeres guerreras relegadas al olvido (¿os suena de algo?). Un ejemplo más de cómo la Historia invisibiliza a las mujeres, entendiéndose así la falta de documentación existente hoy día sobre el tema y los agujeros que terminan rellenándose con mitos y leyendas, quitando valor al papel de las mujeres y contando una historia sesgada de lo que fue.
Así que, os recomiendo muy y mucho el Ghost of Tsushima. Es un juego que no sólo visualmente se disfruta muchísimo, sino que tiene una historia realmente interesante, intensa y emocionante. Algunas críticas dicen que la jugabilidad es más de lo mismo, pero, en general, el uso de la katana y las posturas está muy conseguido, y esa línea en la que se mueve el personaje entre sobrevivir o seguir el código, aunque podría hacerse explotado mejor en un RPG, provoca un cuestionamiento constante de tu estrategia y además, genera buenos debates entre las amistades.
Y tú, ¿prefieres al samurái o al fantasma?
Un comentario en “Ghost of Tsushima y las Onna Bugeisha”