Es curiosa la cantidad de veces que he leído y escuchado a compañeras tremendamente válidas dentro del sector de los videojuegos que se sentían unas impostoras dentro de su trabajo, o de su hobbie. Que sentían que no tendrían que estar allí, o ser altavoz porque “seguro que había otras personas más preparadas que ellas para hablar de cierto tema”.
Pues hoy me ha pasado a mí…